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Entrevista:

Dra. Neyla Graciela Pardo Abril

// Secciones:
  1. ¿Qué es un discurso?

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El discurso,  es comprendido como un hecho comunicativo con anclaje socio-cultural que se articula a las prácticas propias de los grupos humanos, constituye una representación de algún aspecto de la realidad desde una perspectiva determinada, así como un acontecimiento comunicativo que implica la cognición individual y social de quienes generan e interpretan los significados. El discurso es, por tanto, un sistema de representaciones y un conjunto de significados compartidos que proceden de factores históricos comunes, donde se articula la intertextualidad, la interdiscursividad y la dialogicidad, y al tiempo, es una acción social entendida como interacción estructurada en una red de significados que se expresan y actualizan en sistemas de signos que se institucionalizan en los grupos.

 Todo discurso es históricamente producido e interpretado, de manera que no es posible establecer una simple relación determinista entre lo discursivo y lo social. Sin embargo, las estructuras dominantes estabilizan las convenciones y las naturalizan, de tal manera que los efectos del poder en la producción de sentido pueden llegar  a ocultarse. Se considera, pues, que el poder del lenguaje no proviene de sí mismo sino del uso que de él hacen las personas dotadas de poder social.  Desde este punto de vista, el análisis del discurso, debe centrarse en la estructura de instituciones y formas de relación social en las que el lenguaje cumple un papel determinante en la justificación, legitimación y naturalización de la dominación, la exclusión y el control social. En este sentido, las ideologías como producción histórica y social, así como los medios por los cuales ésta se transmite, resultan determinantes en el trabajo analítico. (Pardo, 2007-2013; 20012; 2013)

 

  1. ¿La música como discurso?

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Se parte del principio de que todo fenómeno comunicativo es un discurso soportado en recursos semióticos (sistemas sígnicos).  La música, y el arte en general igual que las lenguas tienen su más importante soporte en esos sistemas de signos. La música como la lengua es la expresión de prácticas culturales, sociales y comunicativas, que producen significados para ser interpretados dentro unos marcos históricos concretos.  Dado que la música igualmente es parte de un marco cultural y social, una de sus funciones es representar a través del sistema sígnico sonoro y a través de  patrones, diversos procesos dinámicos que son comunes a la experiencia humana que se interpretan como significado social Lo que se interpreta- siente- cuando oímos una pieza musical, claro de luna por ejemplo. Estos procesos dinámicos son los que se relacionan con las emociones los sentimientos  y los movimientos de los cuerpos – kinesia- a través del espacio. La música provee recursos sonoros en la construcción de procesos dinámicos -marcados en la experiencia humana- especialmente los que se relacionan con la regulación de las emociones.

 

  1. Importancia del estudios del discurso (ED) : Estudios críticos del discurso (ECD)

 

Los ECD se asumen como un proyecto multidisciplinar cuyo objeto es dar cuenta de las maneras como opera el lenguaje en su ineludible relación con la cognición y la sociedad, para explicitar las estructuras y estrategias que se imbrican cuando se producen, interpretan y usan los discursos en una colectividad. En esta perspectiva, el ECD interrelaciona aspectos esenciales de la acción y del ser humano de manera que, al hablar de sus relaciones con la cognición y la sociedad, se puede aproximar una visión exhaustiva de la naturaleza del significado, en cuanto éste participa en la constitución de los grupos y, en consecuencia, de la cultura. El ACD ha alcanzado niveles de refinamiento en los procesos de análisis e interpretación de los contenidos discursivos, logrando una mayor articulación entre el uso de la lengua y otros sistemas sígnicos que una comunidad puede apropiar a efecto de producir significado, el sujeto que produce e interpreta la significación y las condiciones sociales y culturales que originan y estructuran el hecho discursivo. Pardo (2007-2013)

 

  1. Música para crear identidad

 

Abordar el tema de la identidad y las formas de saber colectivo que surgen como consecuencia de la actividad  discursiva en cualquiera de sus expresiones sígnicas, denota la preocupación por las formas como se construye memoria colectiva, pues en dicho proceso se ponen de relieve los distintos sistemas de significados que las sociedades elaboran y preservan para otorgar inteligibilidad social. La construcción de referentes compartidos para nominar a quienes interactúan en los espacios sociales permite reflexionar sobre la función que se deriva de los procesos de producción de identidad, en los cuales se involucran diversos agentes y se ponen en escena recursos de representación de cuya junción se estabilizan, axiológicamente, formas de categorizar y conceptualizar el mundo. La identidad se entiende como el mecanismo simbólico, materializado discursivamente, mediante el cual los diversos actores sociales reconocen la condición de sujeto.

La identidad ha tenido un renovado interés académico en razón de las transformaciones mundiales (profundización de la globalización, intensificación de tránsito migratorio, transformación de las clásicas ideas de nación y ciudadanía, la emergencia de movimientos sociales centrados en la identidad y fragmentación cultural) y la crisis de los ideales universales que sirvieron como soporte de la modernidad temprana. Este nuevo énfasis ha permitido constatar que el tema de la identidad,  no solo se expresa discursivamente, sino que lejos de instar al surgimiento de las lógicas de igualdad que dinamizan la idea de democracia, ha evidenciado la conflictividad inherente a la lucha por la apropiación de los mecanismos de representación, desde los cuales se agencian los procesos de construcción de identidad (Bauman, 2008).

En el marco de la compleja trama de interacciones en las sociedades contemporáneas, la identidad se entiende como una construcción dinámica, en permanente transformación, que está definida por temporalidades, contingencias y posiciones relacionales en las que se conjugan redes de sentido, relaciones de poder y mecanismos de regulación social. En este sentido, las identidades no serían conjuntos de cualidades predeterminadas, definidas sustancialmente, sino que serían construcciones caracterizadas por generar unidad de acción sobre la base de referentes constitutivos múltiples, discontinuidades, incompletudes e inacabamientos. La identidad, por consiguiente, en la discusión filosófica del ser y el devenir, es resultado de procesos históricos, discursivos y culturales, cuyo núcleo se sustenta en las formas de discursividad que los sujetos individuales y colectivos entretejen para dar cuenta de sí mismos y de los otros; la identidad se construye en el ámbito de la representación y se materializa en la subjetividad. ( Pardo 2014)

 

  1. Música e identidad regional

 

Si el planteamiento sobre las identidades  como construcciones caracterizadas por generar unidad de acción sobre la base de referentes constitutivos múltiples, discontinuidades, incompletudes e inacabamientos, y, es resultado de procesos históricos, discursivos y culturales, cuyo núcleo se sustenta en las formas de discursividad, entonces toda expresión discursiva sintetiza la esencialidad de los seres que producen  e interpretan discursos apropiando para tal efecto los recursos semióticos disponibles en la comunidad.  (Pardo 2014)

// Biografía:

Es doctora en Lingüística Española de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España Sobresaliente Cum Laude. Magíster en Lingüística Española del Instituto Caro y Cuervo- Seminario Andrés Bello, Magíster en Administración y Supervisión Educativa.

 

Se ha desempeñado durante 30 años como docente e investigadora en diferentes universidades colombianas y ha sido profesora invitada en Universidades extranjeras.

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